miércoles, 9 de mayo de 2007

Asuntos gallináceos y caninos

Ojo, lo de gallina no es por River... Hoy mientras viajaba a Cba sin saber que iba al pedo (perdón por la expresión pero no hay otra que la supere) porque no había francesa y yo nunca me enteré, empecé a tomar nota de las cositas que podría meter en este blog (interesante estaba el viaje, ¿no?). Entre el montón de macanas, se me ocurrió esto. He aquí algunos de los protagonistas (la foto la tomé esta tarde, no se veía nada...):
Son mis vecinos. Ellos te cantan y cómo cantan... A veces a horas insólitas. En algunas oportunidades caminan por la cornisa (digamos, la tapia) y terminan de este lado. Yo no sé si dan un paso en falso o son kamikazes. Les ha pasado de todo. ¿Habrá alguno que se llevó su historia al otro mundo? No sé. Yo te voy contar lo que he visto con mis propios ojos.

Cuando vienen esos vientos que hacen que salgás a toda carrera a levantar ropa tendida, a cerrar puertas y ventanas, estos bichos los desafían. No sé cómo, pero yo los he visto hamacarse de un lado para el otro (parecía que estaban en un recital los tipos), sin perder el equilibrio... También si llegaban a caer... Pero parecía que lo habían ensayado y todo. La coreografía se llevaba un 10! Me acuerdo cuando se lo conté a mi amiga Florencia, cómo se reía esa mujer! Claro, se lo contaba con movimiento y todo. Mi señora madre no me va a dejar mentir.













No siempre es así. A veces el asunto comienza con un griterío. Escuchás los ladridos y salís y ves el espectáculo. Un desparramo de plumas. Al principio yo pedía auxilio. Ni loca intentaba quitarle el pollo a los perros. Después de varios asesinatos y esfuerzos infructuosos, con el tiempo las víctimas han disminuido. Será que se escapan, será que los canes te dejan sacárselos, será que ya no dan impresión, será que decido hacer mi obra buena del día, lo cierto es que he tomado cuerpos maltrechos -con terror y luego lástima- y los he revoleado para el otro lado. Demasiado. El odio entre mis mascotas y los gallos de riña del vecino tiene larga data. En realidad, está más allá de ellos, pasa en todos lados...¿no?
También es cierto que en Trejo es común que las gallinas anden por las calles y ensucian y picotean todo. Especialmente en el sector de la plaza. Ahí nadie se hace cargo. Pero si algún perro las encara, enseguida saltan los perros -de la familia dueña de las aves- que las cuidan... No te va a dar rabia... Sin embargo, siempre se escapa algún pequeñuelo que tiene triste final y entonces el cuerpo del delito reposa en un improvisado cementerio parque, detrás de la palmera. Doy fe.

Así como las ves, mis mascotas tienen su prontuario. Parecen re buenos... No los dejamos salir a la calle, pero se escapan cuando sacan el auto. Mi mamá intenta atarlos pero "Pycho", el de color marrón, corta la soga con los dientes. En cambio, "Coco" totalmente resignado, espera. Son unos infelices pero ellos ladran como locos cuando escuchan el "Trejocor" o "El Milagro" -los transportes- que nos traen o cuando escuchan el motor del auto... Aunque mi hermano después los tenga que esquivar o apurar para que se hagan al lado... De cuando en cuando jugás con ellos y te hacen compañía. Los gallos también se hacen sentir. Calculo que el día que no estén o no esté yo, los voy a extrañar...

1 comentario:

Sergio S. dijo...

Muy lindo tu pueblo, las fotos estan muy buenas. Saludos