Ayer por la tarde, cámara en mano, saliste a caminar. Destino final: el cementerio del pueblo. Tardecita soleada y poca gente en el trayecto. Esa calle recta está bordeada de eucaliptos, bastante mayorcitos ya... Eso no quita que manos anónimas -y no tanto- los hayan visto como un papel o pared que invita a escribir -hay de todo- declaraciones de amor, números de celular, insultos, advertencias... Si habremos escrito con los primos nuestros nombres... ¿Con un vidrio...? Y capaz... Lo cierto es que la sensación de frescura en ese lugar es impresionante... Te referís a la proximidad de los árboles, esos de gran altura que el viento hace sonar...
Las vaquitas del Hogar Evangélico te ven pasar...